lunes, 28 de enero de 2013

La obligación de buscar objetivos

Este 2013 ha comenzado mostrándome dos caras. La A y la B.
La cara A ha durado muy poquito. Era una cara llena de motivación e ilusiones para afrontar el nuevo año. Una cara que se detuvo a la fuerza a mediados de mes por un accidente de esquí, tras el cual se abre camino la cara B, no tan buena, pero también llena de ilusión y entusiasmo. Sencillamente diferente.

El punto en común de las dos caras es la llegada de mi primogénito. Si, Maite y yo esperamos a que nazca nuestro pequeño Aitor. Ésto hace que, tanto la cara A, como la cara B sean del todo positivas, ya que el resto de los factores que puedan ser tomados en cuenta, se diluyen hasta llegar a ser inapreciables en el balance del futuro próximo, pero hacen cierta mella.

Los puntos discordantes entre ambas caras son, fundamentalmente, deportivos. Y es que, a día de hoy, 27 de Enero, ya tengo conocimiento del alcance de mi lesión. Rotura total de ligamento anterior cruzado.

Ésta lesión necesita de intervención quirúrgica y una larga recuperación. Parece ser que, después de ser operado, necesitaré 6 meses de rehabilitación. Así que los objetivos han tenido que ser valorados  y adaptados a la nueva situación.

 El día anterior a la lesión había sido muy bueno. Un día entero de auténtico freeride,
una copiosa comida a la "Asturiana" y una tarde con los colegas entrenando en Pola de Siero!!!

Había terminado el 2012 francamente bien, fue un año en el que había escalado 10 meses, ya que me tiré hasta el 1 de Marzo esquiando. Me costó coger el ritmo, pero acabó siendo mi mejor año. Tenía dos objetivos, mejorar la quincena de vías de 8c para arriba del año anterior y lograr mi primer 8c a vista.

No conseguí realizar 8c a vista, pero hice 18 vías de 8c a 9a. (9a, 8c+/9a, varios 8c+ y 8c) y dos 8b+ a vista, y lo que más ilusión me hacía era que no iba a esquiar mucho en invierno. Si no quería perderme el nacimiento de mi hijo, cosa que no me perdonaría, tenía que quedarme cerca de casa, con lo que mi mente seguía enfocada hacia la escalada. Era el primer año, desde hacía muchos, que no iba a tirarme tres o cuatro meses perdiendo tendón.

Suponía que el siguiente año, cargado de nuevas responsabilidades, me iba a dejar menos tiempo para la diversión e iba a tener que optimizar mi tiempo, a base de encerrarme en el plafón y entrenar. Iba a centrarme en proyectos cercanos a casa a los que nunca había prestado gran atención por mi ansia de viajar y aprovechar mis días de "pájaro libre".

Resumiendo: menos cantidad y más calidad, algo que nunca me había atraido, pero que me llenaba de ilusión al tratarse de un cambio de rumbo producido por la llegada de Aitor.

Cuando la nieve empieza a caer, parece que la autocaravana
 no sabe ir a ningún otro lugar. Piloto automático. 

El caso es que, siendo el año que menos iba a subir a esquiar, va a ser el año que más huella me deje la nieve en mi cuerpo. Toca enfilar con fuerza e lusión la nueva cara del año. Toca motivarse y seguir haciendo cosas que le hagan sentir a uno vivo. Y en eso estoy. Entrenando a la pata coja, motivándome con las anillas, llendo a cortar leña a hachazos. En fín, intentado seguir con toda la energía posible, entusiasmo y motivación que he tratado de tener siempre, y poder transmitírsela a mi enano, igual que he intentado compartirla con quien haya leído estas líneas.

Este año los encadenes tardarán, pero espero estar con fuerza en las manos cuando me pueda calzar el pie de gato izquierdo!!!!!

Saludos!!!!!


 Los "culpables"!!!!

A esto me dedico ahora, a hacer el tonto!!!!



 Y a probar con nuevos deportes....